lunes, 24 de mayo de 2021

Miguel Hernández

Miguel Hernández nació el 30 de octubre del año 1910 en Orihuela (Alicante). Su padre, Miguel Hernández Sánchez, era tratante de ganado, y su madre, Concepción Gilabert Giner, se ocupaba de las tareas de la casa y del cuidado de sus cuatro hijos, Vicente, Elvira, Miguel y Encarnación.


Sus padres, Miguel Hernández Sánchez y Concepción Gilabert (Concheta)
Sus padres, Miguel Hernández Sánchez y Concepción Gilabert (Concheta)


La ocupación del padre en la compra-venta de cabras y ovejas permitió a la familia una vida sencilla y humilde, pero en ningún caso de necesidad. En la sierra oriolana, Miguel Hernández se inició en el oficio del pastoreo, ayudando en dicha tarea a su hermano Vicente.

1490633888_941712_1490640665_album_normal

Miguel tuvo muy pocos años de formación escolar. A los 4 años, y durante seis meses, acudió a una guardería-escuela y a los 8 años logró entrar en las Escuelas del Ave María y a los 12 (curso 1923-24) en el colegio Santo Domingo, pero año y medio después (marzo de 1925) tuvo que abandonar el colegio por imperativo de su padre, para dedicarse entre otras labores, al oficio de pastor. No obstante, mantuvo a escondidas su interés por la lectura y la formación cultural, visitando con frecuencia la biblioteca del sacerdote Luis Almarcha, donde conoció y estudió a los clásicos.

MIGUEL_HERNxNDEZ_JUNTO_A_SUS_COMPAxEROS_Y_MAESTRO_EN_LAS_ESCUELAS_DE_AVE_MARxA


1925. Los inicios:

Su primera incursión literaria como joven poeta se fecha hacia 1925, y es fiel reflejo de su compromiso con la sencillez del mundo rural que le rodea, el monte, el paisaje, los animales, la huerta, los árboles…. Es una poesía colorista, recargada, en donde se aprecia la influencia de la obra de Góngora y de Rubén Darío.

Miguel comienza publicando versos en revistas y diarios locales, como “El Pueblo de Orihuela”“Voluntad” y “Destellos”, y posteriormente en el diario La Verdad de Murcia, donde ve la luz su primer libro poético con el apoyo moral y literario de su amigo Ramón Sijé (Pepe Marín) y financiero del sacerdote Luis Almarcha (425 pesetas de la época).


En 1931, la ciudad de Elche (Orfeón ilicitano) le concede su primer y único premio poético, y a finales de dicho año realiza su primer desplazamiento a Madrid, llenó de ilusión, inocente esperanza y necesidad de aventura. El fracaso de este primer viaje le obliga a volver al pueblo con la desilusión debajo del brazo, pero con la certeza de que la poesía es en su vida un camino sin retorno.


En 1933 publica “Perito en Lunas”, que no obtiene el respaldo esperado, y a partir de 1934 visitará Madrid en varias ocasiones, hasta establecerse allí en 1935 en busca del reconocimiento que se le resiste, conocedor de que es en la capital donde se concentra la flor y nata de la literatura del momento.

5103eW+xMtL._SX332_BO1,204,203,200_

Ya había conocido con anterioridad a Federico García Lorca, e irá conociendo en la capital a Rafael Alberti, Vicente Aleixandre y Pablo Neruda, pero todavía arrastra la influencia católica de su amigo Sijé, y su producción literaria mantiene un marcado acento religioso. En otoño de ese mismo año inicia oficialmente sus relaciones con Josefina Manresa.

1269249636_0

En esta época, entre 1933 y 1935, Miguel publica en la revista madrileña “Cruz y Raya”, de José Bergamín, y en la oriolana “El Gallo Crisis”, que dirige su amigo Sijé. Escribe el auto sacramental “Quien te ha visto y quien te ve, y sombra de lo que eras”, inspirado por la espiritualidad de Calderón, pero, después de varios viajes a Madrid, pronto empieza a asumir como propia la influencia literaria e ideológica de Neruda y de “La Escuela de Vallecas” (la pintora Maruja Mallo, y los artistas Benjamín Palencia y Alberto Sánchez).

quien-te-ha-visto


1935. El cambio:

Miguel estabiliza durante ese año su presencia en Madrid al conseguir trabajo en la edición de la enciclopedia “Los Toros”, que el empresario José María de Cossío prepara para Espasa-Calpe, y se adentra en la élite literaria de la Generación del 27 de la mano de Neruda y Aleixandre principalmente, que lo arropan como a un hermano menor. El poeta oriolano consolida su nueva personalidad al descubrir y asumir un nuevo mundo literario e ideológico. Rompe con sus creencias religiosas y evidencia su distanciamiento conceptual respecto de su amigo Sijé.

descarga

Escribe en esta época “Los hijos de la piedra”, influido por la estética del Grupo de Vallecas, y va madurando personal y literariamente en el marco de un entorno cultural que le cautiva. De hecho, la aparición del libro de Aleixandre “La destrucción o el amor” causa en Miguel un enorme impacto, y le da pie para adentrarse en uno de los grandes temas hernandianos, el amor. La suma de influjos, sobre todo de los clásicos religiosos, como San Juan de la Cruz, Fray Luis de León, y también de Quevedo, así como de los contemporáneos, como el futuro premio Nobel Vicente Aleixandre, darán como resultado “El rayo que no cesa”, un conjunto de sonetos amorosos que constituye uno de los poemarios más bellos de la obra hernandiana.

El ambiente cultural de cambio hace mella en el poeta, y ello influye en un progresivo distanciamiento afectivo respecto de Josefina, al tiempo que se le relaciona con la poetisa murciana María Cegarra, y con la pintora Maruja Mallo. A finales de año recibe el mazazo de la muerte de su querido amigo Ramón Sijé, y ello tiene como resultado literario una de las elegías más profundas, dramáticas y desgarradoras de la literatura española, la Elegía a Ramón Sijé.


1936. La guerra:

Miguel es ya un hombre ideológicamente maduro y políticamente comprometido. Con el estallido de la Guerra Civil, el poeta se alista en el Ejército de la República, y es nombrado comisario cultural en el frente. Se integra en el 5º Regimiento a las órdenes de “El Campesino”, y combate en los frentes de Madrid, Andalucía, Extremadura y Aragón. En las trincheras conoce al brigadista cubano Pablo de la Torriente, a quien dedica una elegía tras su muerte.


El 9 de marzo de 1937 contrae matrimonio civil con Josefina Manresa y posteriormente (septiembre del mismo año) realiza un viaje a Rusia como integrante de la delegación española enviada por el Gobierno de la República para asistir al V Festival de Teatro Soviético.


Miguel se convierte en esta época en un poeta de trinchera, social y políticamente comprometido, y ello se refleja en su poesía. En 1937 publica “Viento del Pueblo” (dedicado a Vicente Aleixandre), todo un ejemplo de poesía heroica de exaltación popular, mientras que en “El hombre acecha” (1939) se vuelve más intimista, y refleja las miserias humanas catapultadas por el dolor, la guerra y el odio. Miguel se repliega sobre sí mismo, y son la soledad y la muerte las que marcan la pauta de su poesía.


1939. El cautiverio:

La última etapa de la vida de Miguel fue un cúmulo de despropósitos que convirtió su existencia en un auténtico calvario. Al desánimo personal (su primer hijo, Manuel Ramón, había muerto en otoño de 1938) se unía el desánimo colectivo (la guerra estaba prácticamente perdida, y el miedo a la muerte y a la represión era más que patente). Es una época de amargura, tan sólo aliviada por la noticia del nacimiento de su segundo hijo, Manuel Miguel.

hijos de MiguelHyJosefina

Te has negado a cerrar los ojos, muerto mío,
abiertos ante el cielo como dos golondrinas:
su color coronado de junios, ya es rocío
alejándose a ciertas regiones matutinas.

Hoy, que es un día como bajo la tierra, oscuro,
como bajo la tierra, lluvioso, despoblado,
con la humedad sin sol de mi cuerpo futuro,
como bajo la tierra quiero haberte enterrado.

Desde que tú eres muerto no alientan las mañanas,
al fuego arrebatas de tus ojos solares:
se precipita octubre contra nuestras ventanas
diste paso al otoño y anocheció los mares.

Te ha devorado el sol, rival único y hondo
y la remota sombra que te lanzó encendido;
te empuja luz abajo llevándote hasta el fondo,
tragándote; y es como si no hubieras nacido.

Diez meses en la luz, redondeando el cielo,
sol muerto, anochecido, sepultado, eclipsado.
Sin pasar por el día que marchitó tu pelo;
atardeció tu carne con el alba en un lado.

El pájaro pregunta por ti, cuerpo al oriente,
carne naciente al alba y al júbilo precisa,
niño que sólo supo reír tan largamente
que sólo ciertas flores mueren con tu sonrisa.

Ausente, ausente, ausente como la golondrina
ave estival que esquiva viril al pie del hielo:
golondrina que a poco de abrir la pluma fina,
naufraga en las tijeras enemigas del vuelo.

Flor que no fue capaz de endurecer los dientes,
de llegar al más leve signo de la fiereza.
Vida como una hoja de labios incipientes,
hoja que se desliza cuando a sonar empieza.

Los consejos del mar de nada te han valido…
vengo de dar a un tierno sol una puñalada,
de enterrar un pedazo de pan en el olvido,
de echar sobre unos ojos un puñado de nada.

Verde, rojo, moreno; verde, azul y dorado:
los latentes colores de la vida, los huertos,
el centro de las flores a tus pies destinado,
de oscuros negros tristes, de graves blancos yertos.

Mujer arrinconada: mira que ya es el día,
(¡Ay, ojos sin poniente por siempre en la alborada!)
Pero en tu vientre, pero en tus ojos, mujer mía,
la noche continúa cayendo desolada.


Su vía crucis personal comienza cuando, finalizada la guerra, intenta escapar a pie por la frontera portuguesa. Es detenido y llevado a la comisaría de Rosal de la Frontera, su primera cárcel. Miguel sufre vejaciones, humillaciones y torturas, e inicia un recorrido carcelario que le lleva a las prisiones de Huelva, Sevilla, Torrijos (Madrid), Orihuela, de nuevo Madrid, Palencia, Ocaña y Alicante. Miguel es condenado a muerte, y posteriormente se le conmutó la pena por la de 30 años de prisión.

condena-a-muerte-2

miguel-hernandez-valencia.jpg

A esta etapa pertenece su “Cancionero y Romancero de Ausencias”, un conjunto poético marcado por la amargura, la soledad y el intimismo. En cautiverio, Miguel escribe hermosísimos poemas, como “Nanas de la cebolla”, dedicado a su hijo. El poema es todo un canto de esperanza y de libertad lanzado al mundo desde una realidad de muerte.


A pesar de las tremendas penalidades físicas padecidas en cautiverio, Miguel Hernández mantuvo siempre una integridad personal y una dignidad moral dignas de elogio (una simple carta de renuncia de sus convicciones políticas y de adhesión al nuevo régimen le hubieran permitido salir de la cárcel y recibir tratamiento médico en un sanatorio).

Miguel Hernández murió el 28 de marzo de 1942 producto del rencor y del olvido. El poeta es hoy en día una referencia ineludible de las letras españolas por su valor literario y humano. Su obra y su ejemplo de vida son reflejo de los grandes valores universales del ser humano: la lucha por la libertad, la justicia social y la solidaridad, ello unido a conductas ante la vida basadas en la sencillez, el esfuerzo personal continuo, el autodidactismo y el compromiso con los más desfavorecidos.  –  Fuente Diputación de Jaén


archivo-exp-miguel-hdez-24

20170928_111120


La Casa-Museo de Miguel Hernández es la casa donde vivió el poeta Miguel Hernández junto a su familia tras trasladarse desde la casa donde vivía cuando nació (situada en la calle San Juan o Antonio Pinies). En ella pasó su niñez y desarrolló su adolescencia entre cabras y montes, mientras descubría a los clásicos de la literatura española hasta marcharse a Madrid. Se encuentra enclavada en la falda del monte de san Miguel, junto al Colegio del patriarca o Colegio de Santo Domingo donde Hernández estudió durante algunos años.

Se trata de una construcción típica de Orihuela, de planta única. En ella se conservan recuerdos de la familia y fotografías de Miguel y su familia. Tiene dos dormitorios, la cocina, el vestíbulo y dos habitaciones más.

Además, la casa cuenta con un pequeño jardín con un pozo, un granero construido adosando una planta superior en la parte trasera de la casa y el corral de dimensiones amplias donde el padre de Miguel guardaba el ganado, ya que era tratante de ganado. Además conserva un pequeño huerto donde la familia plantaba para consumo propio. En dicho huerto se encuentra la higuera en la que Miguel solía apoyarse para escribir y a la que dedicó algunos poemas, árbol que junto a las palmeras está muy presente en su poesía.

En 2001 se utilizaron sus instalaciones para el rodaje de la miniserie biográfica Viento del pueblo. Miguel Hernández.


frases-Miguel-Hernandez-730x370



No hay comentarios:

Publicar un comentario