Fundó el Sindicato de Trabajadores de la Producción Cinematográfica de la República Mexicana y reorganizó, junto con un grupo selecto de actores, la Asociación Nacional de Actores (ANDA), de la cual fue su más destacado líder. Además, es reconocido por hacer colaboraciones en películas como Dos tipos de cuidado y otras más..
Fue uno de los cinco hijos del matrimonio formado por David Negrete Fernández y Emilia Moreno Anaya. Nació en Guanajuato Capital, Guanajuato, y tuvo tres hermanas, Consuelo, Emilia y Teresa, y dos hermanos, David y Rubén, fallecido este último al poco tiempo de nacer.
Jorge Negrete y su hermano David Negrete, con sus padres.
Hacia 1921, su padre se retiró de la vida militar, trasladándose con su esposa y sus hijos a la ciudad de México, donde trabajó como profesor de matemáticas en escuelas oficiales y en el Colegio Alemán Alexander Von Humboldt, gracias a lo cual pudo inscribir a sus hijos en dicha institución. Ahí Jorge concluyó la secundaria y aprendió alemán, francés, inglés e italiano, y estudió de manera autodidacta los fundamentos del náhuatl.
Posteriormente ingresó al Heroico Colegio Militar, graduándose como teniente de Caballería y Administración (Intendencia) del Ejército Mexicano con altas calificaciones. Allí aprendió a montar a caballo, habilidad de la cual haría gala interpretando al charro mexicano en el cine. Después trabajó en la Fábrica de Armas de la Ciudadela realizando labores administrativas, y estudió parcialmente la carrera de medicina.
Estudió canto con José Pierson, director de la Compañía Impulsora de Opera de México, quien fue profesor de cantantes de ópera notables en la época, como Fanny Anitúa y José Mojica, y de intérpretes populares como Pedro Vargas, Alfonso Ortiz Tirado y Hugo Avendaño. Solo tuvo una hija, Diana Negrete.
Carrera de cantante
En 1931, con el grado de capitán segundo, solicitó licencia del Ejército Mexicano para dedicarse completamente a su carrera de cantante, comenzando en la radiodifusora XETR. Interpretaba entonces romanzas mexicanas y canciones napolitanas, además de piezas de autores de la época como María Grever, Alfonso Esparza Oteo y Manuel M. Ponce.
Al año siguiente, en la estación de radio XEW, cantó con el seudónimo de “Alberto Moreno” y es el entonces locutor Arturo de Córdova quien le aconseja usar como nombre artístico el de Jorge Negrete. En 1934, cantó por única vez en el Palacio de las Bellas Artes de la Ciudad de México, con el coro de alumnos del maestro José Pierson en la obra musicalizada La verdad sospechosa, de Juan Ruiz de Alarcón.
En 1935 debutó interpretando diversos roles en la Compañía de Revista de Roberto Soto y actuando como centurión romano.
En el Café Tupinamba del centro de la Ciudad de México se reunía con los cantantes Ramón Armengod y Emilio Tuero, quienes tenían planeada una gira por Nueva York. Tuero desistió debido a otros contratos y Ramón Armengod le propuso a Jorge Negrete que lo acompañara en su lugar. De modo que en noviembre de 1936 viajan hacia la frontera camino a Estados Unidos. En Monterrey se presentaron como el dueto “Par de Ases” y finalmente en Nueva York como The Mexican Caballeros para la cadena NBC. El dueto se desintegró en abril de 1937 y Negrete participa en una audición para formar parte del elenco del Metropolitan Opera House, pero no lo consigue, pues le ofrecen un papel de suplente, el cual rechazó.
Desesperado, aceptó trabajar como mesero en el “Yumurí” y otros restaurantes de ambiente latino. Ganó algún dinero haciendo adaptaciones de canciones estadounidenses al castellano. Una noche en la que el cantante de la orquesta de baile no se presentó, Negrete lo suplió, y debido al éxito de esa modesta presentación es contratado por el músico cubano Eliseo Grenet para que cante con su orquesta.
Carrera de actor
En 1937 hace su primera aparición en el cine, en el cortometraje de la Warner Bros. Cuban Nights caracterizado como trovador cubano. Posteriormente viajó a México para actuar en La madrina del diablo, donde compartió créditos con María Fernanda Ibáñez, hija de la actriz mexicana Sara García (amiga de la familia Negrete), quien recomendó al joven Jorge para el papel estelar de esta película.
Durante 1938 permanece casi todo el año en México protagonizando las cintas Caminos de Ayer, Perjura, El Fanfarrón, Juan sin Miedo, Juntos pero no Revueltos y El Cementerio de las Aguilas.
En ese año se casa con Elisa Christy en la ciudad de Miami.
De vuelta en Estados Unidos, en 1939 consiguió un contrato con la compañía 20th Century Fox, para filmar películas en español en Hollywood, pero el proyecto no llega a realizarse debido a un boicot por parte de la Unión de Actores de Estados Unidos (American Actors Union) en contra de los actores latinos. Por esa época, tuvo la primera manifestación grave de la afección hepática que le había sido diagnosticada por los médicos del Heroico Colegio Militar y que lo llevaría años después a la muerte. Por falta de recursos, no pudo atenderse debidamente.
Algunos años después, el sueño de trabajar en Hollywood al fin se concretaría en 1941 al filmar para United Artists el medio metraje Fiesta, producido por Hal Roach y dirigido por LeRoy Prinz, al lado de la famosa estrella de “Los Angeles Civic Light Opera” Anne Ayars y el actor George Givot, cinta hablada en inglés y filmada en Techicolor; como dato curioso, en los créditos su nombre aparece como George Negrete; dicha cinta también se conoce como “Gaiety”.
En ese mismo año, 1941, de vuelta en México, interpreta el papel principal en ¡Ay Jalisco, no te rajes!, película que lo catapultaría a la fama internacional y lo convirtió en una de las máximas figuras artísticas en América Latina, compartiendo los principales créditos de esa película con Ángel Garasa, Lucha Reyes, Carlos López “Chaflán” y con Gloria Marín, con quien inicia una relación romántica que duró más de diez años.
Durante el rodaje de Seda, Sangre y Sol en 1942, se dictaría la sentencia de divorcio de Negrete y Elisa Christy, después del nacimiento de su hija Diana y el estreno de la primera de estas películas.
Durante el rodaje de El Peñón de las Animas, del director Miguel Zacarías, en 1943, alterna con la joven debutante, una actriz destacada del cine iberoamericano, y su última esposa, María Félix.
Algunos medios de la época aseguraron que en 1949, durante la filmación de Lluvia Roja, de René Cardona, Jorge Negrete sostuvo un breve romance con la actriz mexicana Elsa Aguirre, pero no se ha comprobado.
En 1950 recibió la distinción como mejor actor por parte de la crítica en España, por la película Teatro Apolo, pese al recelo que durante la filmación provocó la interpretación de un actor mexicano en el nostálgico homenaje a la zarzuela y al “género chico”.
En 1952 protagonizó con el también cantante y actor Pedro Infante Dos tipos de cuidado, dirigida por Ismael Rodríguez, su última gran película. Ese año se filma también:Tal para cual, con Luis Aguilar, María Elena Marqués y la cantante Rosa de Castilla
En el último año de su vida, 1953, actuó con su flamante esposa María Félix en dos películas, Reportaje y El rapto.
Consagración internacional
La emisora radial Cadena Azul de Cuba le ofreció al ya famoso actor cantar en vivo en sus canales radiofónicos en combinación con el Teatro Nacional. Fue tanto el cariño del pueblo cubano, que el entonces presidente Grau San Martín acudió al Teatro Nacional para aplaudirlo. Terminado su contrato, viajó a Puerto Rico, pero regresó a Cuba para realizar conciertos de beneficencia, ya que la isla había sido azotada por un huracán. Durante estas actuaciones, se realizaron grabaciones no comerciales de su voz, que serían de uso particular de la emisora y varios años después fueron rescatadas digitalmente.
Durante los años 1945 y 1946 recorrió varios países de América Latina mientras también filmaba en México.
En Argentina fue recibido por una multitud. En el Teatro Colón de Buenos Aires cantó, vestido de gaucho, Adiós, Pampa mía, de Mariano Mores, con un lleno total. De ahí viajó a Chile con éxito sin precedentes. En ese país y después a Perú, donde a pesar de un percance con la aristocracia local tuvo también gran resonancia y aceptación.
En Uruguay tuvo las entradas más altas que cualquier otro artista extranjero hasta entonces. Antes de regresar a Cuba, se presentó con gran éxito en Venezuela. Jorge Negrete fue acompañado a menudo por los grandes conjuntos musicales de ese tiempo, como el Mariachi Vargas de Tecalitlán, la Orquesta de Victor Buccino, el Trío Calaveras, el Mariachi Pulido, y el Mariachi Tapatío de José Marmolejo, entre otros.
En España sus presentaciones se asociaban a multitudes de mujeres que gritaban histéricas. Recibimientos de este tipo eran ya usuales para él, pero no en la España de ese tiempo. Los desmayos y los miles de admiradores obligaron a la guardia civil a escoltarlo. Su ideología liberal provocó recelo por parte del gobierno franquista, en una época en la que debido al exilio republicano se habían roto las relaciones diplomáticas con México. Aún en la actualidad, en España hay clubes de admiradores del llamado Charro Cantor.
Aún desde países que Negrete nunca visitó, las compañías discográficas filiales de RCA Victor reportaron ventas de sus grabaciones; países tales como Albania y Japón, además de países con inmigrantes latinoamericanos y nativos como de Estados Unidos, Francia, Italia, Canadá, URSS, Inglaterra, Egipto, Filipinas, Alemania, Bulgaria y Holanda.
Fenómeno cultural
En las décadas de 1930 y 1940, México buscaba símbolos de identidad. Mientras que en los murales se rescataba la raíz indígena, el charro mexicano resultó para el cine un personaje que podría encarnar los anhelos y nostalgia del México posterior a la revolución. El joven criollo Jorge Negrete encajaba en el modelo aspiracional de la época. En muchas de las películas mexicanas de esa etapa se presentaba una sociedad rural idílica no exenta de personajes tiránicos enfrentados con el personaje protagónico, es decir, el Charro Cantor.
Después de sus primeros grandes éxitos, justamente a partir del melodrama ranchero “¡Ay Jalisco, no te rajes!“, la fama de Jorge Negrete se expandió rápidamente de México a todos los países de Iberoamérica, contribuyendo al estereotipo del mexicano alegre y temerario, con el imprescindible sombrero ancho, que había comenzado con Tito Guízar, pero que con la fuerte personalidad de Negrete se convierte en símbolo sexual. Quizás el primero que movilizó grandes masas y que fuera imitado por los jóvenes en su modo de hablar y ademanes resueltos.
Era tal la popularidad de Negrete que en las calles cercanas a los lugares donde se presentaba era imposible circular. La histeria colectiva que provocaba y que tanto indignaba a sus críticos era realmente algo nuevo y desconcertante para la recatada sociedad de ese tiempo. En México, cuando los niños asistían a festividades, muchas madres solían peinarlos con un copete al lado (como Jorge Negrete) y vestirlos de charros. Era la época.
Muchos cantantes se han visto influidos y han expresado su admiración hacia Jorge Negrete; desde los populares, como el mismo Pedro Infante, hasta los artistas líricos, entre ellos los famosos tenores Alfredo Kraus y Plácido Domingo. El primero de estos dos comentó en una entrevista cuando le preguntaron qué discos le gustaba escuchar, que cuando quería escuchar a un gran cantante escuchaba a Jorge Negrete. Domingo, por su parte, expresó en su libro Mis primeros cuarenta años que para él Jorge Negrete era el “Non Plus Ultra”, es decir, “No hay más allá”, la misma admiración que ha demostrado todo el tiempo con homenajes, y grabando los temas que Negrete convirtió en clásicos. Se dice también que el tenor italiano Franco Corelli llegó a elogiar la voz de Jorge Negrete, diciendo que si este hubiera continuado con su carrera de cantante de ópera, habría llegado a estar entre los mejores del mundo.
También hubo una inventada rivalidad entre Pedro Infante y Jorge Negrete, que se debía precisamente a la popularidad de ambos. Sin embargo, Pedro siempre manifestó agradecimiento y respeto hacia Jorge, ya que gracias a él Pedro tuvo su primer papel protagónico en el cine mexicano, pues fue Negrete quien le recomendó e impulsó para interpretar el papel en la película de los hermanos Rodríguez El Ametralladora, así como fue también Jorge el que ayudó a Pedro para que los productores modificaran el contrato leonino en donde lo obligaban a trabajar en varias películas a cambio de un sueldo muy bajo.
Diana Negrete, en alguna ocasión, refirió una anécdota del valor de la amistad entre Jorge y Pedro: fue en los últimos días de Jorge, cuando Pedro llegó a visitarlo al hospital, llevándole de regalo un tren eléctrico, manifestándole a Pedro que, de niño siempre soñó con un juguete así. Algunas gentes del personal hospitalario se deleitaron al ver a aquellos personajes tan famosos jugar como niños. Desgraciadamente la enfermedad acabó con Jorge, en los siguientes días.
Quienes vimos por los noticieros que se transmitían en el cine, recordamos con admiración la forma tan imponente, como el llanto desgarró la sensibilidad de Pedro, al despedir para siempre a su querido amigo. La imagen del charro, el cine mexicano, la moda del tequila y las canciones con mariachi se difundieron en el mundo a través de la popularidad de Jorge Negrete, así como el interés por México y sus costumbres.
Jorge Negrete fue un gran promotor del turismo y las inversiones para beneficio de Guanajuato, del que siempre quiso ser gobernador y en donde organizaba con frecuencia festivales y caravanas artísticas para apoyar la construcción de la sede central de la Universidad de Guanajuato, un hospital, un dispensario y el templo de la calzada de Guadalupe en su ciudad natal.
Final de su vida
México. El 18 de octubre de 1952 no fue un día común y corriente en Ciudad de México, y mucho menos en todo México, ya que esa fecha se llevaba a cabo la boda entre María Félix y Jorge Negrete, dos de las figuras más importantes en el cine mexicano en esos años. Su boda paralizó a México entero.
En la radio, televisión y medios impresos no se hablaba en esos días de otra cosa más que de la relación entre María Félix y Jorge Negrete, y llegado el día de su boda, de todos los detalles alrededor de la misma, entre los que destacaron que asistieron alrededor de mil invitados.
Según reporte en distintas notas que circulan en internet alusivas a la boda de dicha pareja, María y Jorge se casaron en Finca de Catipoato, en Tlalpan. Octavio Paz, la actriz Columba Domínguez, el legendario director Emilio “El indio” Fernández, los actores Fernando y Andrés Soler, Frida Kahlo y Diego Rivera, figuraron entre los invitados.
Cientos de personas permanecieron afuera de la casona, deseando ver a la pareja aunque fuera de lejos, y también se destaca que el menú estuvo compuesto por barbacoa, carnitas, mole poblano, agua de horchata y jamaica y tequila.
La boda entre María Félix, “La Doña”, y Jorge Negrete, “El charro cantor”, fue un gran suceso que hasta la fecha se sigue recordando y de la que circulan en YouTube imágenes que mucha gente suele ver con frecuencia.
Tras la luna de miel, María Félix tuvo que hacer un viaje regresó pronto de él porque Jorge tuvo que ser internado de emergencia en el hospital por una falla hepática. Ambos duraron casados solamente un año y un mes.
Muerte y homenaje
Poco tiempo después, Jorge Negrete falleció, el 5 de diciembre de 1953, en la ciudad de Los Ángeles, California, a causa de la enfermedad crónica originada por una hepatitis C contraída en su juventud y que le había sido diagnosticada cuando estaba en educación secundaria. Aunque nunca bebió alcohol, en cambio fumó toda su vida, sin que esto afectase su voz.
Su tormentosa e intermitente relación con Gloria Marín, así como los conflictos de la ANDA, no obstante su resistencia física, le habían llevado a un súbito deterioro de su salud. En la ciudad de Los Ángeles asistió Negrete a una pelea del boxeador mexicano Raúl Macías, cuando se reventó una de las varices del esófago y estómago con vómito de sangre (hematemesis) y con la presión del hígado produciéndole una hemorragia que obligó a su pronto traslado al Hospital Lebanon Cedars, permaneciendo en coma durante varios días. Su esposa, María Félix, así como su madre, Emilia Moreno, sus hermanos y los integrantes del trío Los Panchos acudieron para presenciar sus últimos momentos. El sacerdote José López y Ocampo, de la parroquia de Guadalupe del Sur de California, le aplicó la extrema unción.
El día de su muerte fue considerado luto nacional y se guardaron cinco minutos de silencio en todos los cines del país. Solamente en el aeropuerto de la Ciudad de México se congregaron cerca de 10 000 personas para recibir su cadáver. En el teatro de la A.N.D.A que hoy lleva su nombre, sus restos mortales permanecieron expuestos para que el pueblo le rindiera homenaje. Sus admiradores caminaron enfrente de su ataúd formando una fila ininterrumpida durante dos días con sus noches. El día de su entierro, una valla humana de cientos de miles de admiradores bordeó el trayecto del Teatro de la Asociación Nacional de Actores (hoy Teatro Jorge Negrete) hasta el Panteón Jardín, al sur de la Ciudad de México.
A los pocos días, José Alfredo Jiménez, Luis Aguilar, Trío Calaveras, Amalia Mendoza y Antonio Badú, entre muchos otros artistas, le rindieron tributo en un cortometraje musical, compuesto y dirigido por el maestro Manuel Esperón.
Cada aniversario de su muerte se reúnen grandes cantidades de admiradores ante su tumba, y en diversos países latinoamericanos se transmiten programas especiales por radio y televisión dedicados a su memoria.
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