domingo, 20 de diciembre de 2020

Anna Pavlova

Anna Pávlovna Pávlova (ruso: Анна Павловна Павлова, calendario gregoriano12 de febrero de 1881 – 23 de enero de 1931) fue una famosa bailarina de ballet rusa de inicios del siglo XX.

Nació en San Petersburgo. Era hija de Lyubov Feodorovna una mujer humilde que trabajaba en el campo. No se conoce a cierta ciencia quién fue su padre ya que no formó parte de la vida de Anna, pero se especula que podría haber sido el banquero Lázar Polyakov.

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Anna Pavlova cuando era niña, y la única imagen conocida
de su madre, Lubov Feodorovna, cuando era joven.

Al nacer, tubo problemas de salud al ser un parto prematuro y durante los primeros años de su vida fue una niña muy pequeña y débil que enfermaba con facilidad.

Posteriormente, este físico se transformaría en un cuerpo delgado y elegante que cambiaría para siempre el canon de bailarina de ballet fuerte y musculosa de la época.

Pese a los problemas de salud y al no contar con una figura paterna, fue una niña muy querida por su madre, quien le influenció en la pasión por el ballet cuando la llevó por primera vez a ver una obra llamada “La Bella Durmiente”.

Justo después de ver esa obra, Anna Pavlova empezó a despertar el deseo de convertirse en bailarina de ballet profesional a la temprana edad de 8 años e intentó entrar en la Escuela de Ballet Imperial donde fue rechazada por no tener la edad mínima.


Cuando tenía ocho años fue rechazada de la Escuela del Ballet Imperial por no tener suficiente edad. Pero dos años más tarde fue admitida y tuvo una notable presencia en el Teatro Mariinsky con Pável GerdtChristian Johansson y Eugenia Sokolova quienes la formaron en el ballet clásico. Debutó en la compañía en julio del año 1899 con la Virgen Vestal y permaneció ahí hasta los 16.

En 1905 fue invitada a participar en una gran función benéfica y pidió a su amigo Michael Fokin que le aconsejara una pieza musical para bailar.

Fokin propuso “El cisne”, de Saint-Saens. En un momento compuso la danza y de inmediato empezaron a ensayar. Así nació el “solo” del ballet más famoso de todos los tiempos, “La Muerte del Cisne”.

Ante el éxito que obtuvo, las autoridades del Mariinsky no vacilaron en dar a Pavlova el papel principal dentro de aquella obra de “El lago de los cisnes”, ballet en cuatro actos y con música de Piotr I. Tchaikovsky. Poco después se le nombró Prima ballerina.

Fue también afortunada en el amor, ya que en ese mismo año se casó con el barón Víctor Dandre, quien en lo sucesivo organizó todas sus giras y, después de su muerte, escribió el libro que constituye la mejor biografía de Anna.


En los primeros años de los Ballets Rusos trabajó brevemente con Serguéi Diáguilev antes de fundar su propia compañía y presentarse por todo el mundo.

En 1909, recorrió Europa con los ballets de Serguéi Diáguilev y dos años más tarde formó su propia compañía. Unió sus aptitudes coreográficas y grandes dotes de actriz. Aportó muchas innovaciones creadoras. Sobresalió esencialmente en la interpretación de los ballets románticos.

En 1919, durante una gira por México, Pávlova fue una de las primeras bailarinas clásicas en ejecutar el Jarabe Tapatío, vestida con la indumentaria de china poblana.


Después de todos estos años trabajando en distintas compañías, Anna Pavlova decidió fundar su propia compañía de ballet centrada especialmente en los ballets románticos. Su primera aparición fue con la obra Coppelia que obtuvo un éxito irrefutable.

Uno de sus grandes objetivos fue extender el ballet por todo el mundo, incluso en aquellos países donde nunca se había visto antes. Con su compañía, llegó hasta América Latina actuando en una gran cantidad de países que veían este tipo de danza por primera vez.

Sus actuaciones tuvieron especial repercusión en Chile, Argentina, México y Cuba, donde fue admirada y reconocida en cada una de sus visitas.

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Pavlova en México

Pávlova cambió para siempre el ideal de las bailarinas. En los años 1890, se esperaba de las bailarinas del Teatro Mariinski que fueran técnicamente fuertes, y esto significaba, normalmente, tener un cuerpo poderoso, musculoso y compacto. Pávlova era delgada, de apariencia delicada y etérea, perfecta para los papeles románticos como Giselle. Sus pies eran extremadamente arqueados, tanto es así que reforzó sus zapatillas pointe agregando un pedazo de cuero duro en las suelas para soportar y aplanar el cuerpo del zapato.

En ese tiempo, muchos se dieron cuenta de sus ideas y lo consideraron una de las creaciones más ingeniosas para ocultar la plataforma del boxy. Pues este se convertiría en el zapato pointe moderno, mientras que el empleo de la técnica en pointes funcionó menos dolorosamente y más fácilmente para el pie arqueado.

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Anna Pávlova en La muerte del cisne.
                                                         

Su número más famoso fue La muerte del cisne, coreografiado para ella por Michel Fokine, con música de Camille Saint-Saëns estrenada en 1905 en San Petersburgo y presentada en el Metropolitan Opera House de Nueva York cinco años más tarde . Otras interpretaciones en las que destacó fueron El lago de los cisnesGiselleLas Sílfides y Coppélia.

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 Anna Pávlova en 1912.
                                                                        


Fue su último y único largometraje.

Como los primeros minutos del video muestran a Pavlova flotando en nubes falsas, tienes que esperar unos cinco minutos para ver fragmentos de su actuación como Fenella, incluidos los hermosos momentos finales en primer plano.


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En su casa de Inglaterra
                                                               

Anna Pavlova nació prematuramente y, de la misma forma, debemos lamentar que su muerte también lo fuera. La bailarina murió un 23 de enero de 1931 de neumonía a pocos días de cumplir 50 años, en la ciudad holandesa de La Haya. Unos días antes, el tren en el cual viajaba tuvo un accidente y ella corrió por la nieve para ayudar a los heridos. Todo comenzó como un simple resfriado, pero poco a poco su salud empeoró.

Su médico personal le anunció que si quería recuperarse era necesario someterse a una operación, pero que, si salía adelante, nunca sería capaz de bailar de nuevo. Ella se negó a someterse a la cirugía sentenciando si no puedo bailar, prefiero estar muerta”. Murió de pleuresía pocos días después. 

Anna Pávlova falleció pocos días antes de cumplir 50 años, mientras estaba de gira. Su último deseo fue que le pusiesen su traje para La muerte del cisne, y sus últimas palabras fueron: “Tocad aquel último compás muy suavemente“. De acuerdo con la tradición del ballet, en el día que ella tenía que actuar después, el espectáculo fue programado, con un solo proyector que iluminaba el escenario vacío donde debería estar la bailarina.

Fue cremada, los servicios fúnebres se hicieron en la Iglesia Ortodoxa Rusa de Londres y fue incinerada en el Crematorio de Golders Green de esa misma ciudad, donde reposan sus cenizas.

Anna Pavlova

El postre «Pávlova» fue llamado así por ella, si bien sus orígenes son discutidos. Tanto Nueva Zelanda como Australia reclaman el crédito.

Ruth St. Denis, una popular bailarina moderna dijo:

Pávlova vivió en el umbral del cielo y de la tierra como intérprete de los caminos de Dios.

GRANDE

“Nadie puede llegar a la cima armado sólo de talentoDios da el talento; el trabajo transforma el talento en genio.” – Anna Pavlova

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