miércoles, 16 de diciembre de 2020

Dulce María Loynaz

Dulce María Loynaz Muñoz (La HabanaCuba; 10 de diciembre de 1902-Ibidem; 27 de abril de 1997) fue una escritora cubana, considerada una de las principales figuras de la literatura cubana y universal. Obtuvo el Premio Miguel de Cervantes en 1992.

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  Dulce María Loynaz con 15 años. Foto tomada de la biblioteca virtual
Miguel de Cervantes

Hija del general del Ejército Libertador Enrique Loynaz y del Castillo, autor de la letra del Himno Invasor, y de la cubana María de las Mercedes Muñoz Sañudo, aficionada al canto, la pintura y el piano. Estas influencias despertaron en la niña una gran pasión por la poesía y otras artes.

Sucesivamente nacieron sus hermanos: el 5 de abril de 1904Enrique. El 3 de agosto de 1906Carlos Manuel y el 11 de octubre de 1908, su única hermana, Flor Loynaz. Todos fueron poetas, pero salvo poemas aislados de Enrique, publicados en la prensa y recogidos en antologías, los otros permanecieron voluntariamente inéditos.

Estos jóvenes no asistieron a colegio alguno, su formación corrió a cargo de preceptores en su hogar, con un sentido muy amplio y libre de su formación intelectual. Dulce María y Enrique se graduarían como abogados en la Universidad de La Habana. Carlos Manuel tendría una muy fuerte afición por la música, y Flor sería la más rebelde y liberal de toda la familia.


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 Con 21 años en 1923.
                                                                           

La abogada

Se graduó de Doctora en Leyes, por la Universidad de La Habana, profesión que si bien no era su vocación ejercer mantuvo hasta 1961, siempre atendiendo asuntos familiares. Fue reconocida en su patria como profesional del derecho recibiendo en 1944 la desaparecida Orden González Lanuza, conferida a aquellos que en esta rama aportaron los frutos de sus estudios y experiencias, siendo la primera mujer en recibirla.


Inicios de su obra

Desde niña, con solo diez años comenzó a escribir y ya en 1919 a los 17 años, aparecen publicados sus poemas “Invierno de almas” y “Vesperal” en el periódico “La Nación”. Ese año integró una pequeña orquesta familiar con sus hermanos en la que toca el piano y también escribió los “Diez Sonetos a Cristo” que publicaría la Revista de la Asociación Femenina de Camagüey, (año 1, no. 4 del mes de abril) con el título de “El Poema de Cristo”.


Viajes

En 1920 viajó fuera de Cuba por vez primera, visitando los Estados Unidos. Ese sería el comienzo de los muchos viajes que realizaría con sus hermanos y luego con su segundo esposo por diversos destinos en Norteamérica y casi toda Europa. Sus viajes incluyeron visitas a TurquíaSiriaLibiaPalestina y Egipto. Visitó también México en 1937, varios países de América del Sur entre 1946 y 1947 y las Islas Canarias en 1947 y 1951, en donde fue declarada hija adoptiva.

CARMEN NAVARRO DE CASERO


Su primer matrimonio

En el año 1937 contrajo matrimonio con su primo Enrique Quesada Loynaz, un matrimonio que se disolvió seis años más tarde, en 1943, entre otras razones por su imposibilidad para tener hijos.

En 1937 publicó “Canto a la mujer estéril”, poema que resume el sentimiento de frustración de una mujer impedida de procrear.

Toda esta etapa, que pudiera llamarse de formación, se extiende hasta los años cuarenta y es narrada de manera inigualable en sus memorias tituladas Fe de vida.


Segundo matrimonio

En 1946 contrajo matrimonio con el periodista canario Pablo Álvarez de Cañas, un hombre a quien había conocido en su juventud y que regresó a su vida años después para servirle de máximo impulsor y apoyo para su obra en Cuba y en el extranjero.

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El General Enrique Loynaz del Castillo lleva al altar a su hija, la escritora
Dulce María Loynas, La Habana, 1946

Permanecieron juntos hasta 1961, fecha en que Pablo viajó al extranjero donde permaneció once años. En 1972 regresó enfermo a Cuba y falleció en su casa del Vedado en compañía de Dulce María en 1974.

Pablo Álvarez de Cañas dedicó el libro Fe de vida, su última obra, donde describe su vida y la relación que ambos llevaron. Este libro, que la autora entregó a su amigo Aldo Martínez Malo, con la condición de que solo se diera a conocer cuando ella hubiese cumplido 90 años o después de su muerte. Fue publicado en 1993 y la crítica lo valoró como una suerte de novela de aventuras o romance.

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Con Pablo Álvarez de Cañas, en su residencia
                                         

Obra poética

Sus primeras obras aparecieron en el periódico La Nación a la edad de 17 años: Invierno de almas y Vesperal; en dicha publicación aparecieron otros textos entre 1920 y 1938. En 1929 Dulce María junto a su madre y hermana realiza un viaje por el Medio Oriente donde visitaron TurquíaSiriaLibiaPalestina y Egipto, este último país afectó especialmente a la poetisa que luego de visitar el museo de Luxor y ver la tumba de Tutankamón escribiría una carta lírica y de profunda connotación romántica al desaparecido faraón.

En 1947 publicaría Juegos de agua, libro de poemas, y a partir de 1950 el editor español se interesa por la obra de la cubana, publicando varios de sus trabajos. De esta época, específicamente de 1951, data la publicación de Jardín. Le seguirían: Carta de amor al rey Tut-Ank-Amen 1953Poemas sin nombre 1958 y Un verano en Tenerife, (libro de viajes); según la autora: lo mejor que he escrito


Relación con los intelectuales de su época

En la década del 30 se vinculó con grandes figuras del mundo hispanoamericano como Federico García Lorca, quien a su llegada a Cuba inició amistad con la familia Loynaz-Muñoz. En una actitud que siempre mantuvo hasta el fin de sus días, convirtió su casa en centro de la vida cultural habanera, en las llamadas “juevinas” (las más afamadas tertulias literarias cubanas desde aquellas organizadas en el Siglo IXX por Domingo del Monte) donde acogió a gran parte de la intelectualidad del momento, tanto la que residía de forma permanente como la de tránsito por la isla, entre ellos los Premio Nobel de LiteraturaGabriela Mistral y Juan Ramón JiménezFederico García LorcaAlejo CarpentierEmilio BallagasRafael MarquinaCarmen CondeGonzalo ArósteguiMaría Villar Buceta y Angélica Busquet, entre otros muchos intelectuales y artistas.

La poetisa española Carmen Conde le dedicó el texto poético “Del lírico epistolario dormido. Carta a la poetisa cubana Dulce María Loynaz”, publicado en España.

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Dulce María Loynaz con Gabriela Mistral en el patio de la casa de 19 y E. Foto tomada de la biblioteca virtual Miguel de Cervantes

En 1950 publicaría además crónicas semanales en El País y Excélsior. También colabora en SocialGrafosDiario de la MarinaEl MundoRevista CubanaRevista Bimestre Cubana y Orígenes, muchas veces como colaboraciones a su esposo Pablo Álvarez de Cañas. Dentro de su prosa es de vital importancia destacar su libro Fe de Vida, obra autobiográfica y centrada fundamentalmente en dar a conocer el, hasta por el momento para muchos invisible, Pablo Álvarez de Cañas. Su segundo esposo y quien fuera figura relevante en círculos sociales de La Habana en su época.


Jardín

Jardín fue escrita entre 1928 y 1935 y publicada en España en 1951. En la novela se aprecian recursos característicos del Realismo mágico, elemento imprescindible a la hora de analizar la obra si se tiene en cuenta además que fue escrita entre la segunda y tercera década del siglo XX, adelantándose así a la mayoría de los escritores que explotaron este discurso narrativo en décadas posteriores.

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Aunque con respecto a Jardín todo es polémico hay que reconocer que los elementos estilísticos utilizados por la autora han ubicado a esta novela como precursora de la actual novelística hispanoamericana.

Sobre la novela dijo Gabriela Mistral:
Para mí, leer Jardín ha sido el mejor «repaso» de idioma Español que he hecho en mucho tiempo…

Mutismo

A raíz del triunfo de la Revolución cubana la poetisa se auto-aisló de la vida social durante largo tiempo en su casona de El Vedado, pero más que su naturaleza fue su actitud apolítica, en un país donde se instauraba un nuevo régimen, lo que le costó el desconocimiento en su propia tierra. Recibió numerosas ofertas de España y EE.UU. pero nunca abandonó su país, quizás por ser la hija de un general del ejército libertador. En una ocasión le propusieron abandonar su Patria y expreso: “Yo soy hija de uno que lucho por la libertad de Cuba, quien tiene que irse es el hijo de quien quería que siguiera siendo colonia”.

Sus últimas publicaciones fueron Poemas escogidos, de 1985, Bestiarium y La novia de Lázaro, ambos de 1991. La Diputación de Cádiz publicó, además, en 1992, Poemas náufragos, y la editorial Espasa Calpe una amplia antología de su obra.

Igualmente en 2001 un joven investigador cubano actualmente radicado en México, Roberto Carlos Hernández Ferro, publica con la editorial habanera Extramuros, una selección de poemas casi desconocidos de la Loynaz, considerados sus primeros textos, que se encontraban dispersos en prensa periódica de la década del veinte. Esta selección se agrupó bajo el título de El áspero sendero, nombre que también corresponde al primer poema de dicha selección, en la cual con notable valor exegético el compilador aclara en su prólogo la correcta fecha de publicación del sonetario “Diez sonetos a Cristo”, en el diario La Nación, abril de 1920 y no en el año 1921 en la Revista de la Asociación Femenina de Camagüey, como se había manejado hasta entonces.


La poeta y Pinar del Río

En la década de los sesenta el pianista pinareño José Antonio Martínez de Osaba, comenzó a interesarse por la vida de Dulce María Loynaz y hacer averiguaciones sobre el paradero de la poetisa. Algunos decían que la misma había partido al extranjero con su esposo Pablo Álvarez de Cañas, otros que aún vivía en La Habana, pero no sabían exactamente dónde fijar su residencia. Algunos aseguraban que había fallecido. Luego de una tenaz búsqueda dio con el paradero de la Loynaz en el año 1969 y mediante una amplia correspondencia y visitas periódicas lograron una gran amistad; fue el primer acercamiento de la escritora con las tierras de Vueltabajo. Sin embargo quien sellaría los lazos de amistad entre la poetisa y Pinar del Río fue el historiador Aldo Martínez Malo, que la conoció en 1971 y con quien también mantuvo una amplia correspondencia que luego sería recogida en el epistolario Cartas que no se extraviaron.

En Pinar del Río recibió numerosos reconocimientos, tanto a ella como a sus hermanos. En 1990, luego de haber donado su biblioteca personal, la cual atesora importantes títulos, muchas ediciones príncipe, y obras dedicadas por sus autores, funda en la ciudad de Pinar del Río el “Centro de Promoción y Desarrollo de la Literatura Hermanos Loynaz”. También en esta provincia se celebraron con carácter más o menos anual el encuentro iberoamericano sobre su vida y obra.


Distinciones

Asistió en 1953, invitada por la Universidad de Salamanca, a la celebración del VII Centenario de la Universidad. En 1959 fue elegida miembro de número de la Academia Cubana de la Lengua, presidió desde 1992 hasta el momento de su muerte la filial cubana de esa institución.

Durante su vida recibió gran cantidad de premios y honores; entre otros se destacan el Premio Cervantes en 1992, la gran cruz de la Orden de Alfonso X el Sabio en 1947, y el nombramiento de dama de la Orden de Isabel la Católica. En Cuba recibió la orden cultural Félix Varela y el Premio Nacional de Literatura. Entre otros.

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 El Rey Juan Carlos de España le entrega el Premio Cervantes.

Personalidades relacionadas

Entre las grandes figuras de la literatura universal que pasaron por su casa se cuentan Federico García Lorca y los premios Nobel de literatura, Gabriela Mistral y Juan Ramón Jiménez. En su casa sitio en Calzada de 19 esq. a E, El Vedado, se hacían reuniones de intelectuales del ámbito nacional y extranjero, como le llamaron en su época “Aristocracia del conocimiento”. También intercambió con la poetisa uruguaya Juana de Ibarbourou, quien confesó a la cubana que desconocía la causa de su admiración ya que luego de leer los poemas de la Loynaz reconocía que quien la admiraba era superior a ella.


Últimos días

El 15 de abril de 1997 es homenajeada en su residencia de E y 19 en El Vedado por el Centro Cultural de España en La Habana por el 45º aniversario de su obra Jardín. Siendo ese mismo día internada en el hospital CIMED en muy delicado estado de salud.

Falleció el 27 de abril de 1997, a los 94 años de edad, producto a un paro cardiorrespiratorio, sin dejar descendencia alguna ni ella ni ninguno de sus otros tres hermanos. Fue sepultada en el panteón familiar la mañana del día 28 presunta fecha del cumpleaños de su fallecido esposo Pablo Álvarez de Cañas.

Asistieron importantes figuras del ámbito cultural y político cubano, así como representantes de la Iglesia católica, pero fundamentalmente estaba su pueblo, para decirle el último adiós a la poetisa, mientras de fondo se escuchaba su propia voz en los altavoces, declamando parte de la obra que la hizo merecedora del Premio Cervantes (Nobel de las letras hispanas).

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Centro Cultural Dulce María Loynaz

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