A pesar de sus preferencias homosexuales, el cantante mantuvo un largo romance con Mary Austin, a la que conoció antes del estrellato. En ella se inspiró para escribir la célebre canción de Queen y a ella le dejó la mayor parte de su fortuna en herencia.

A principios de los 70 el cantante Freddie Mercury y el guitarrista Brian May buscaban nombre para su banda. May creía que Build your own boat (Construye tu propio bote) era el adecuado, mientras Mercury (en realidad, Farrokh Bulsara), por el contrario, consideraba que era otro el nombre con el que el grupo debía ser bautizado.
En medio de la discusión Mercury le pidió su opinión a Mary Austin, una joven de origen humilde que trabajaba junto a la tienda de ropa usada de los 2 músicos y que le había sido presentada por May. “OH, creo que Build Your Own Boat de Brian”, escogió Mary, por entonces de 19 años, para desilusión de Mercury que, de todos modos, se salió con la suya y consiguió ponerle su nombre preferido al conjunto musical naciente: Queen.

Pero la relación del mítico cantante con la joven Mary no se quedaría en esa anécdota. A muchos le sorprendería saber que Mercury, de quien se sabría luego su condición de homosexual, encontró en Mary Austin al gran amor de su vida y a una compañera fiel hasta los últimos momentos de sus días.
Es más, la canción ‘Love of my life’ (‘Amor de mi vida’), uno de los clásicos de Queen que fue incluido en el álbum ‘A night in the Opera’ de 1975, estaba inspirada en Mary Austin.
Freddie, de quien se conmemora este 24/11 el 20º aniversario de su fallecimiento, y Mary fueron pareja durante 6 años y convivieron hasta 1980. La relación amorosa se terminó cuando el cantante le reveló sus preferencias sexuales tras una discusión.

Queen ya era un éxito y Mary pensaba que el distanciamiento que se venía profundizando con Freddie, a pesar de que vivían juntos, estaba relacionado con el ascenso del cantante como estrella de rock. Ella creía que de un momento a otro la dejaría por otra mujer.
Pero en realidad las cosas pasaban por otro lado. Mary contó el episodio en una entrevista concedida hace muchos años al diario inglés Daily May. “Él dijo, ‘creo que soy bisexual’, yo le dije ‘creo que eres gay’. Y no se dijo más. Sólo nos abrazamos. Pensé que había sido muy valiente. Como soy un poco ingenua me llevó bastante tiempo darme cuenta de la verdad. Después, él se sintió bien por habérmelo dicho. Me dijo ‘era consciente que tenía otra alternativa, no decírtelo, pero creo que tienes derecho a tener tu propia vida’. Y pensé ‘sí, al igual que tú tienes derecho a la tuya'”.
Mercury por entonces había comenzado una relación con un ejecutivo de la disquera Elektra Récords.
A pesar de que la relación de pareja terminó, Mary siguió siendo la persona más importante del entorno de Mercury. Tanto que Freddie le dejó en herencia su mansión en el barrio londinense de Kensington, la mitad de su fortuna y de sus futuros ingresos.

Mary también fue la primera persona a la que Freddie le confió que se había infectado del virus del Sida. “Perdí a alguien a quien creía mi amor eterno. Cuando murió sentí que habíamos tenido un matrimonio. Habíamos vivido nuestros votos. Habíamos permanecido juntos en los buenos tiempos y en los malos, en la riqueza y en la pobreza. En la salud y en enfermedad. No podrías haberte separado de Freddie hasta que hubiese muerto, incluso entonces, ha sido difícil”, contó Mary en aquella entrevista.

En 1985, Freddie reveló en una entrevista por qué ninguno de sus amantes podría tomar el lugar de Mary: “Todos mis amantes me preguntaron por qué no podrían reemplazar a Mary, es simplemente imposible. Para mí, ella fue una esposa. Para mí, fue un matrimonio. Creemos el uno en el otro, eso es suficiente para mí.”

Tras la muerte del cantante, Mary se mudó a la casa que Freddie le dejó en herencia y se transformó en la administradora de la Fundación Phoenix para la lucha contra el Sida.
Consultada en aquel reportaje sobre si quizás fue mejor que Freddie no llegara a envejecer, ella respondió: “no, hubiera preferido que hubiese ocurrido al contrario. Yo tendría que haberme ido primero. Hubiera preferido que fuese él quien tuviera que echarme de menos, en lugar de tener que hacerlo yo”.
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